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Ser padre es un deseo, no un derecho

Todo lo que no se cuenta sobre los vientres de alquiler

La gestación subrogada, comúnmente conocida como vientres de alquiler, es una técnica de reproducción asistida por la que una mujer cis accede a gestar el bebé de una pareja u otra persona mediante un contrato económico o incluso a veces de forma altruista. Es un tema que genera bastantes controversias sociales, éticas y políticas debido a las diferentes posturas de las personas.

Por un lado, algunas personas lo relacionan con la libertad individual mientras que muchas otras lo ven como una explotación relacionada con las diferencias de clases sociales, etnia y razas. En Canadá, Inglaterra y Australia es legal de forma altruista. En algunos estados de EE.UU es legal, mientras que en muchos otros está penado hasta con multas de 10.000 dólares. En Rusia, Ucrania y Grecia es legal con contraprestación económica. Mientras tanto en España, es ilegal, pero al no contemplarse como un delito penal puedes inscribir a una criatura gestada en otro país donde la práctica sí sea legal. Por lo tanto, existe una gran diversidad de irregulaciones entre los países, tanto que en muchos de ellos la situación es incierta y no está regulado.

Se estima que la cifra de ganancias de este negocio a nivel global se sitúa en los 6.000.000.000 de dólares anuales. En cambio las madres gestantes solo reciben un 0,9% del negocio internacional de los vientres de alquiler.

El movimiento feminista radical se suma a la campaña de “No Somos Vasijas” que pretende erradicar esta práctica y que denuncia la cosificación del cuerpo de las mujeres. Por otro lado, las feministas liberales se mantienen al margen e incluso optan por estar a favor de los vientres de alquiler.

Son muchos los argumentos por los que el Foro de la Familia está en contra de esta práctica. Entre tantos, que se mercantilice el deseo de ser padres. Los detractores afirman que un derecho fundamental es tener acceso a una vivienda, a agua, a gas, a comida… no a un bebé.

Otro de los argumentos clave para posicionarse ante esta práctica, es leerse la mayoría de contratos que se hacen con las madres gestantes. Uno de los miles ejemplos es que no se garantiza la salud mental y no se tienen en cuenta las consecuencias psicológicas de las madres. La madre contratada debe seguir una dieta, controlar sus relaciones sexuales y abortar si lo piden los padres biológicos.

La mayoría de personas que relacionan los vientres de alquiler con el altruismo, no tienen en cuenta que la mayoría de madres viven por debajo de la línea de la pobreza y que más que el 40% de mujeres están desempleadas o recibiendo ayudas sociales. También, este tema está ligeramente relacionado con la prostitución ya que en ambos casos se utiliza el cuerpo de la mujer para obtener un beneficio. Por último, teniendo en cuenta la cantidad de niñas y niños que desean ser adoptados y tener unas buenas condiciones de vida, es un despropósito querer a un bebé con tu mismo ADN. Porque para tener un complemento que “pegue” con tu familia, es mejor comprarse un bolso que es más barato y no se trafica con la venta de niñas y niños.


EKAITZ VARGAS











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